La mucosa es una fina capa protectora de tejido que recubre las superficies internas de muchas partes del cuerpo, incluyendo los órganos huecos y las cavidades corporales. Forma una barrera importante entre el interior del cuerpo y el exterior, ayudando a proteger contra infecciones, lesiones e irritaciones. Si la mucosa se daña, gérmenes como bacterias u hongos pueden entrar en el cuerpo y causar infecciones o inflamación.
No todas las superficies mucosas son iguales. Están revestidas por diferentes tipos de células especializadas según su función y ubicación en el cuerpo. Por ejemplo, la mucosa de la boca y la garganta está cubierta por células protectoras planas llamadas células escamosas que ayudan a resistir las lesiones causadas por alimentos u otros materiales. Por el contrario, la mucosa que recubre el estómago y los intestinos está compuesta por... células glandulares que forman estructuras llamadas glándulas. Estas glándulas producen moco, enzimas digestivas y otras sustancias importantes para la digestión y la protección del tejido subyacente.
La mucosa recubre muchos órganos y estructuras diferentes en todo el cuerpo, entre ellos:
Dentro de la boca, garganta y cavidad nasal.
Superficie de los ojos (conjuntiva).
Esófago (el tubo que conecta la garganta con el estómago).
Estómago.
Intestino delgado.
Intestino grueso (colon).
Vejiga y tracto urinario.
Vías respiratorias (como las vías respiratorias y los pulmones).
Órganos reproductores (como el útero, el cuello uterino y la vagina).
Cuando el tejido mucoso se daña, deja de ejercer eficazmente su función protectora. Esto puede permitir la entrada de gérmenes dañinos o sustancias irritantes al organismo, lo que provoca infecciones o inflamación. Afecciones como úlceras, infecciones o inflamación crónica pueden presentarse cuando la mucosa se lesiona o irrita repetidamente a lo largo del tiempo.
Muchos tipos comunes de cáncer se originan en las células del tejido mucoso. Estos cánceres se denominan colectivamente carcinomas. El tipo específico de carcinoma depende de las células afectadas:
El carcinoma de células escamosas se origina en la mucosa revestida por células escamosas, como la boca, la garganta, el cuello uterino y el esófago.
El adenocarcinoma se origina en las células glandulares que se encuentran en el tejido mucoso, como las que recubren el estómago, los intestinos, el colon y ciertas áreas de los pulmones y los órganos reproductores.
Reconocer dónde se originó un carcinoma ayuda a su médico a seleccionar las opciones de tratamiento más efectivas para su tipo específico de cáncer.