Las células escamosas son células planas y delgadas que forman la capa más externa de la piel y recubren las superficies de diversos órganos del cuerpo. Su forma aplanada, similar a una escama, proporciona una barrera protectora eficaz para los tejidos subyacentes.
Las células escamosas cubren muchas superficies corporales, tanto externas como internas. Constituyen la capa superficial de la piel y también recubren la boca, la garganta, el esófago, los pulmones, el cuello uterino, el ano y la vagina. Estas zonas requieren protección contra los daños causados por la exposición ambiental, la fricción y las infecciones.
La función principal de las células escamosas es actuar como barrera protectora. En la piel, impiden la entrada de gérmenes y sustancias nocivas al organismo, mientras que, internamente, protegen las superficies de los órganos de lesiones e infecciones. Las células escamosas se renuevan continuamente, reemplazando las células viejas o dañadas para mantener la integridad de esta barrera protectora.
Carcinomas de células escamosas Son cánceres que se originan en células escamosas. Pueden desarrollarse en cualquier parte donde se encuentren células escamosas, comúnmente en la piel (a menudo debido a la exposición solar), la boca, la garganta, los pulmones, el cuello uterino, el ano y la vagina. Los carcinomas de células escamosas pueden variar en su comportamiento; algunos crecen lentamente, mientras que otros pueden ser agresivos y propagarse rápidamente.
Al microscopio, las células escamosas se ven planas y delgadas, similares a escamas. Tienen un núcleo central (la parte de la célula que contiene el material genético) rodeado por una pequeña cantidad de citoplasma transparente. En condiciones sanas, estas células se disponen ordenadamente en capas. Sin embargo, en el carcinoma escamocelular, las células se vuelven anormales, a menudo con forma irregular, desorganizadas y apiñadas.